martes, 29 de julio de 2014

No hay ser humano más estúpido e ignorante en este mundo que yo

Supe desde el principio que en algún momento tendría que enfrentarme a esto, a volvernos a ver con frecuencia pero tratándonos como conocidos.
Lo supe, pero admito que sigo sin estar preparada.

Ojalá pudiera expresarte cuán vacía me siento con una simple mirada tuya. Cuando tus ojos se clavan en los míos acompañados de un silencio. Cuando te pido con la mirada que por favor, vuelvas... Y cuando supongo que tu mirada no querrá decir nada, sino que se apiada de mi sufrimiento.

Cuando me preguntas "¿qué tal todo?" me apetecería decirte la verdad: que mal, que no encuentro ninguna salida a toda esta puta mierda, que cada vez se me hace todo mucho más cuesta arriba, que me muero por ti (literalmente), que sólo quiero que me encuentres y que nos perdamos, pero los dos juntos... Y, sobre todo, que le des luz otra vez a mi vida y a este verano que no tiene nada que ver con el anterior.
Pero luego pienso profundamente y... ¿Para qué? Prefiero responderte que todo va bien, pues sé que para ti lo que te acabo de escribir ya no tiene sentido, que como dijiste una vez: "segundas partes nunca han sido buenas". Y que, como intuyo, no habrás pensado ni una sola vez en mí en todo este tiempo.

Y así, entre lágrimas, humo y tragos largos me voy perdiendo y olvidando un poco de todo, aunque sólo por momentos.

Bipolaridad emocional: a ratos te odio, me gustaría gritarte, insultarte, sacar la furia y decirte todo lo que siento... Pero otra veces (la mayoría de ellas) sólo me gustaría darte un abrazo sincero, decirte que te echo de menos, que no ha habido nadie como tú y que me alegro de mantener tu amistad.
Y luego apareces y no ocurre ninguna de las dos cosas, porque te veo, tiemblo, siento como si me metiesen un puñetazo en pleno estómago y no puedo articular ni una sola palabra.

No sé a qué se debe todo esto, ojalá tuviera el mismo valor que tienes tú para afrontar todo y pasar página. Mas solo soy capaz de esperar un mensaje tuyo en el que me digas en que todo es una broma.
O, al menos, en el que me pidas que volvamos a empezar.

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