martes, 10 de junio de 2014

Sinsentido

Y caí, cual copa que se acerca al final de la mesa y acaba rompiéndose en mil pedazos.
Y caí sólo con una mirada. Tu mirada.

No voy a negarlo: acabas dándote cuenta de que hay preguntas que no tienen respuestas. Y las que sí la tienen, no las he encontrado. Y sin respuestas, así como sin sentido, decides tomar nuevamente el timón, cambiar de dirección y marcharte lejos, muy lejos.
Al final te cansas de dedicar tantos insomnios. Esas canciones que tanto te erizaban la piel, ya no.
Ya no vale la pena recordar, ni esperar como una estúpida un mensaje que te rescate de este pozo. Las 21:30 en el reloj y nadie me ha dicho 5 minutos antes que me vienen a buscar.

Y ya sé que la vida no tiene sentido así, ya lo sé. Pero será cuestión de acostumbrarme a vivir en un sinsentido, en una monotonía. O de seguir esperando a que algo rompa las reglas.

Esa noche supe que nunca se puede estar del todo bien, que nunca nos llegamos a reconstruir del todo.
Y ya no es cuestión de fortaleza, pues cuando menos te lo esperes, en un instante... Lo más insignificante es lo que más daño puede llegar a hacerte.

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