miércoles, 22 de enero de 2014

Tú eres la fuerza para salir adelante.

Cuántas cosas echamos por la borda sin darnos cuenta... Pero esta vez no hablo de amores ni de personas importantes, sino de valores.

Con el tiempo te diste cuenta de que confiar en los demás ya se había convertido en todo un reto. ¿Quién, a estas alturas y tan heridos por recuerdos y hechos, confía fácilmente en cualquier cercano? 

Pero, superada la etapa de "Confiar o no confiar... Esa es la cuestión" y con más tiempo (y con éste, experiencias) recorrido, descubres que confiar en los demás quizás sea una de las cosas menos importantes del mundo. Con el tiempo sabes quiénes confían en ti y en quiénes debes confiar, pero... ¿Confías en ti?

Eso es a lo que voy. Al menos yo he tirado muchísima confianza en mí misma por la borda... He desconfiado en mí misma, me he infravalorado, me he herido, me he afectado y, sobre todo, me he fallado. Mas nunca es tarde, y menos para algo tan importante como de lo que hablo. Ahora nadie me puede parar: sé que no soy invencible, pero si me caigo, me levanto las veces que hagan faltan. Sé que todas las caídas no son iguales, pero ya me da igual caerme de un muro que de una torre. Sé que nada se consigue a la primera y que quien algo quiere, algo le cuesta: pero me gusta que me cuesten las cosas, y sé que tal vez a la primera no, pero que lo conseguiré... De eso sí que estoy totalmente segura. Que formen un complot para hundirme, para despreciarme, que acabarán humillados ellos. Cualquier sueño o propósito que se me cruce por el camino, será alcanzado.

Y como si de los creadores de "Lo que el viento se llevó" se tratase, hoy proclamo que: "A Dios pongo por testigo que no volveré a desvalorarme".

Para salir de cualquier problema, debes utilizar la fuerza... Y esa fuerza eres tú.

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