lunes, 9 de diciembre de 2013

309 palabras, y ninguna mentira.

Lo primero que me hubiera gustado responderte al preguntarme que por qué nunca hubo después de ti nadie como tú, hubiera sido decirte que ya es tarde para cuestionarnos preguntas absurdas. Absurdas porque ahora ya nada tiene sentido. Ni siquiera mi respuesta. Así que supongo que te habrás dado cuenta de que mi silencio habla más que treinta mil palabras sin ningún significado. Mas no te dejaré sin tu respuesta, aunque posiblemente continúes toda tu vida sin saberla: fuiste diferente a todos los demás porque solo tú me hiciste comprender el significado del amor.

Nada ni nadie ha sido capaz de borrar la huella que dejaste, y eso que lo he intentado por todos los modos. Nadie ha tenido preocupación ni interés por mí. Nadie ha tenido las mismas ganas de estar conmigo que tú. Nadie me ha hecho sentir especial. Nadie me ha valorado como mínimamente merezco. Nadie me ha hecho volar sin ponerme un dedo encima. Nadie me ha transmitido nada con la mirada.

Supongo que entenderás de qué hablo, de lo contrario, que sepas que mi corazón muchas veces te echa de menos. En ocasiones no se siente vivo e inconscientemente me va matando. Luego le calmo diciéndole que todo pasa, que nada empieza de una forma y acaba de la misma. Que a veces nos equivocamos y aunque rectifiquemos -tarde o temprano- no hay forma de apaciguar la maldita realidad. Y que, por supuesto, todo vale para aprender.

Yo no sé lo que querrás. Sólo sé que por mi parte, sería de estúpida pensar en tornar a una unión. Y tampoco te voy a engañar: realmente lo que a día de hoy necesito es un camino libre sin pensar en nada ni nadie. Donde el corazón sobreviva con lo principal, solo hasta que de verdad llegue la persona "indicada" que dicen que anda por ahí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario