miércoles, 20 de noviembre de 2013

"Y que ojalá volásemos en bandada, siempre, todos. Como todas esas aves que incluso se paran para descansar juntas." Este es el deseo que persiste en mi mente día tras día y sin parar, como esa canción de aquella noche, la cual no pudo ser más perfecta.

Pero la mera realidad es que, por diversas razones, siempre acabamos alejándonos de él. Aprendemos a volar solos, a mantenernos sin nadie a quien seguir.

Y al final, como todo, te acabas dando cuenta de que tampoco es tan malo volar solo pues, al fin y al cabo, es así como más se aprende.

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