viernes, 22 de noviembre de 2013

Gracias.

Te agradezco que sigas sin aparecer. Sigue así: sin llamarme, sin saber nada de mí, sin pensarme, sin venir... Mi única preocupación era recuperar mi vida y, no me preguntes cómo, la he recuperado. Así que puedes seguir así.

A las 21:30 h. de cada noche ya no me viene ningún recuerdo a la mente. Y digo yo, que eso es porque algo bueno he hecho.

Qué puta es la vida... Después de tanto tiempo, después de tanta reconstrucción, vuelves a aparecer. Pensé que te había confundido, que eran simples paranoias de una pos-recuperación. Pero no. Sí, eras tú. Y no te voy a negar que me quedé petrificada, sin saber qué hacer... La cosa es que no se encendió nada dentro de mí, como ocurría cada vez que estaba a tu lado. Mi interior está totalmente apagado.

Así que, de nuevo, gracias por demostrarme realmente quién eres. Gracias por haberme hecho perder el tiempo para ahora seguir aprendiendo. Gracias, porque has sido un nuevo bache del que me he recuperado y me he levantado con más fuerzas que en las ocasiones anteriores.

Tú jugando y yo cayendo. Recuerda que del juego uno nunca aprende nada, solamente se entretiene. En cambio, de una caída, se aprende demasiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario