¿A quién pretendo engañar? No, no he vuelto.
Me sigo dedicando a ver con una máscara cómo pasan los días. A sonreír delante de todos, a aparentar ser la loca más joven y feliz que exista en el planeta; mientras que cuando todos se dan la vuelta, siento cómo mi falsa sonrisa se va desdibujando poco a poco, caigo al suelo y rompo a llorar.
Últimamente todo no es más que continuos problemas, acompañados de mis dos grandes aliadas: desconfianza e inseguridad. Últimamente todo no es más que todos los lugares en los que tú y yo estuvimos, dejando en ellos infinitos recuerdos con los que ahora me alimento. Últimamente todo no es más que una increíble larga racha de mala suerte, de la que no veo el final.
Por más patadas que le de al reloj no se atrasa, ni se adelanta... Que eso que dicen de que los recuerdos a veces se esfuman como el humo de los cigarros, no es más que una mentira que nos pretenden hacer creer. ¿Y beber para olvidar? Tengo más que comprobado que tampoco funciona.
La mala suerte se ha convertido en mi hermana.
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