lunes, 20 de junio de 2011

Pero él, se sentía grande...

Corría en una playa por la noche, riéndose.

-¡Qué grande me siento hoy! ¡Qué grande!- decía.

<¿Por qué te sientes grande?>

-¡Pues porque he sacado un diez en matemáticas! Verás lo contenta que se pondrá mi madre cuando se lo cuente...

<¿También le contarás que ese diez lo has sacado gracias a tus chuletas?>

No hubo respuesta. Pero el joven, seguía:

-También me siento grande, porque delante de toda la clase, he insultado al chico que siempre me molestaba.

<¿Y se lo contarás a tu madre?>

-¡Pues claro!

<Pero... ¿también le dirás que después de insultarle, te han puesto un parte?>

Efectivamente, tampoco hubo respuesta.

-¿Quién eres? ¿Por qué sabes tanto sobre mí?

<Mírate bien... De arriba a abajo. Y ahora, mira el mar. El mar sí que es grande. Y, ¿sabes? Está hecho a base de gota tras gota. Mira la arena de esta playa... ¡Lo mismo! Granito tras granito. Y ahora... Mira la luna; la guardiana de nuestros sueños. La que ha visto desgracias y maravillas. ¿Qué tienes que decirle? ¿Que eres más grande que ella? Desde aquí sí. Pero ella, en realidad, es mucho más grande que tú y que todos. Tú eres siempre feliz, y te sientes grande. Ella, en cambio, no siempre es feliz. Tiene muchas preocupaciones, más que todos. A ella siempre le ha tocado estar arriba, alejada de todos y de todo. Y alumbrando nuestra oscuridad. Y ella, aunque esté triste; siempre es grande. MUY GRANDE.

-¡Vaya! ¿Sabes? Tienes mucha razón... A partir de ahora, empezaré a comprender como tú. Al menos lo intentaré... Por cierto, no me has respondido: ¿quién eres?

<Soy tu pensamiento.>

1 comentario:

  1. Increíble, me encantaaaaa.
    Hay veces que nos creemos mucho, todos, y sin embargo, lo que verdaderamente importa es el esfuerzo y empeño que hemos puesto en realizar cada cosa. Así, sí que llegaremos a ser grandes.
    Con tu permiso, me he pedido prestada una parte del texto.

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