y la marcha atrás.
Vivir en los atascos,
los frenos automáticos y el olor a gasoil.
Me angustia el cruce de miradas,
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiñar de los semáforos.
Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,
el paso obligatorio,
las tardes de domingo
y hasta la línea recta.
Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran a sus ideales
sobre los de cualquiera.
Me cansa tanto tráfico
y tanto sin sentido.
Varado frente al mar,
mientras el mundo gira".
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