lunes, 30 de septiembre de 2013
Todo se muere.
Poco se habla de lo bien que se nos da fingir y disimular. Lo bien que se nos da, y lo mucho que nos gusta, todo hay que decirlo. Mirar hacia la izquierda cuando algo pasa en la derecha... Ya saben: ignorar, y si te he visto no me acuerdo. Pero de desvestirte sí, ¿quién lo olvidaría? Tú, y no me extrañaría.
Es la contradicción de tu canción preferida (temporalmente), que cuanto más la escuchas, más la aborreces. Pues en este caso es distinto: cuanto más piensas en alguien o en intentar olvidar algo, menos dejarás de pensar en esa persona, y más recordarás todo.
No veas lo larga que se hace la espera del atardecer... Aunque, ¿para qué sigo esperando? Yo no estoy ahí, ni físicamente ni en tu mente. Y aún mucho menos en tu corazón. Y así... No se consigue nada.
Y mírame... Ni inspiración tengo ya para escribir. Te llevaste todo lo mío, y así estoy: sin nada para defenderme.
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