jueves, 26 de septiembre de 2013

Lo rutinario.


Como cuando abres los ojos y no te encuentras en la habitación de siempre. Y piensas: "¿qué cojones hice anoche?" Pero descubres que has vuelto a la rutina.

Como cuando evitas miradas aunque, en el fondo, te mueres por que se crucen.

Como cuando pienso en ti y me entra una rabia inmensa. Y mis dedos se van corriendo al teclado táctil de mi móvil, pero mi conciencia y mi corazón les reprimen y no les dejan.

Como cuando pienso en todo (ya no en ti) y me consumen unas repentinas ganas de destrozar el mobiliario de este piso, de subirme a los barrotes de mi balcón e insultar a todo el que pase por la calle.

O bueno, como cuando digo: "te juro que no volverá a pasar, esta vez sí que no". Y por poner la mano en el fuego, acabo con ella vendada.

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