viernes, 1 de febrero de 2013

¿Recuerdas cuando eras pequeño/a y te daba miedo la orilla del mar? Solías observarla con entretenimiento mientras jugabas con la arena. Tenías curiosidad en saber qué se sentía al estar allí, al sentir que el agua intenta atravesar tus tobillos... A la vez te daba miedo, pero te ganaba más la curiosidad (porque como toda característica del humano, la curiosidad siempre está presente en nosotros). Y, una vez allí... ¡Sorpresa! Nada era lo que esperabas. Fuiste ganando territorio y confianza en el mar, y descubriste que la fuerza del mar no es más fuerte en la orilla, sino al adentrarte en él, cuando incluso has estado apunto de ahogarte. Como ocurre con los problemas... Creemos que el principio es lo peor, pero cuando continuamos conociendo qué es lo que está ocurriendo, descubrimos que lo anterior no es nada comparado con el presente...

Pero a medida que crecemos, no solo nos damos cuenta de cosas como esas, sino que también nos damos cuenta de que nos estamos volviendo unos auténticos cobardes... Lo que antes considerábamos nuestra peor pesadilla, le echábamos valor al asunto sin dudarlo ni un solo puto segundo. ¿Y ahora, qué hacemos? Huimos, huimos de él. Nos bloqueamos, nos colapsamos... ¿Qué hacemos? ¿Qué es mejor? ¿Decir lo que pensamos? ¿Callarnos para no bloquear a los demás? ¿Cómo solucionar algo sin hacer nada? Buscamos incluso en "yahoo", pero no encontramos ni una sola respuesta para tantas preguntas (como de costumbre)...

Quizás no pienses como yo... Pero esto no es cuestión de cómo te han criado tus padres. No es que esta actitud sea así porque es lo que has visto desde siempre... Pero en cambio, sí tiene que ver con la sociedad. Nos enseñan a huir, a escapar de todo. Huimos de nuestros problemas personales, y de los sociales también. Aprendemos a robar comida en un supermercado y salir huyendo, aprendemos a aceptar las leyes que cada vez nos complican más la existencia, a aceptar los recortes que pongan los señores que conocemos como "hijos de puta", "corruptos" y una seria de adjetivos más, y que se hacen llamar "políticos"... ¿Cuánto más durará esto? ¿Realmente podemos seguir así?

Suavizando un poco el tema y concluyendo con esta parrafada, nos estamos convirtiendo en unos cobardes. No tenemos valor para nada. Miedo, eso sí que tenemos, y de sobra... Y deberíamos volver a ser como antes. A que cuando tengamos una curiosidad o un problema (como prefieras llamarlo) nos adentremos en él, si hace falta nos ahogamos, tragamos agua, escupimos y lo soltamos hasta por la nariz... ¡Lo que sea! Pero hay que solucionar todo. Tenemos que luchar, insistir y resistir. Y tenemos también que aplicarnos esta última frase en todos los sentidos, tanto en lo moral como en lo social.




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