Cuando lo que antes era insoportable, rutinario y estresante, ahora se convierte en un deseo de volver a tenerlo o pasar por esos momentos de nuevo. La vida está siempre en constante movimiento. Tenemos, perdemos, lloramos y apreciamos. Dichos movimientos siempre en sucesión. Ponemos cuidadosamente la excusa de que en su momento eramos inmaduros, con lo cual no estábamos capacitados para valorar los pequeños detalles. Pero en realidad, no es así. Incluso ya habiendo madurado lo suficiente, estos movimientos seguirán en ti, en tu vida.
El ser humano es así por naturaleza: cuando tiene algo desea dejarlo (o lo deja perder poco a poco, en ocasiones incluso inconscientemente). Cuando no lo tiene, sueña con volver a tenerlo.
(Daría lo que fuese, aunque me quedase pobre y en la calle, por volver a repetir todos esos pequeños detalles. Los que nombras y se pueden reír de ti, porque puede parecer patético, pero que a la vez son la esencia de nuestras vidas: todos esos recuerdos que abarcan desde tu infancia hasta tu adolescencia).
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