miércoles, 17 de diciembre de 2014


Y en medio de esta revolución puedo decir que ya no sé qué es lo que hago mal, que por más que me esfuerce nunca va a llover a gusto de todos (y esto es algo que yo lo tengo bastante claro, pero no los demás), que le he cogido cariño a la puta piedra con la que he tropezado yo sola tantas veces y que a partir de hoy no sé si haré las cosas bien o mal, pero las haré si me apetece y de la forma en que me apetezca. Se acabó el agradar a todos.

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