Al fin y al cabo es como un viernes o sábado de fiesta. Que sabes que estás ahí, con esas personas y que la sed no existe, porque hay bastante para matarla. Y que eres consciente de que al día siguiente ya no habrá nada, que se habrá acabado y que la sed ahora está en el interior. ¿Y cómo vas a regar el corazón con vodka? Se seguirá muriendo de sed...
Y aún así, sabiendo lo que ocurrirá mañana (o lo que pueda que ocurra) nos da igual, porque vivimos por el presente.
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