miércoles, 10 de julio de 2013

Si sabes que puedes, podrás.

Al final va a ser cierto eso de que "el que la sigue, la consigue".

Después de haberme pegado toda mi adolescencia siendo una pesimista, descubrí que para conseguir algo tienes que confiar en ti primero. Nunca esperes a que los demás lo hagan, porque... Ya ves, para lo que les conviene.

Y, tras este año de altibajos conmigo misma, de: "¿Que no puedo? Y una mierda. Ya verás si puedo o no" y de: "En realidad no sé ni por qué lo sigues intentando... Resultas patética", llegó el final feliz: lo conseguí.

Ha merecido la pena estar semanas y semanas sin salir de casa ni para bajar a tirar la basura, ha merecido la pena quedarme desconsolada los viernes y los sábados cuando oía pasar la gente animada para salir de fiesta, ha merecido la pena todos esos dolores de cabeza y todos esos suspiros, ha merecido la pena despertarme a las 7 de la mañana, ducharme, quedarme dormida en el wc con la toalla, llegar tarde a clase... Ha merecido la pena confiar en mí.

Un año menos, un año bastante aprovechado.
El camino se va acortando...

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