A veces buscamos soluciones a nuestros problemas y no nos damos cuenta de que así no llegan... Llegan ellas solas.
Ni siquiera lo dudo, estoy segura de que eso era lo que necesitaba: una conversación con él.
Es increíble saber que con un "Hola guapísima, ¿cómo estás?" me puede alegrar un poco la noche. Pero si a eso le sumas una conversación en la que te da fuerza, te anima, te dice que lo vas a conseguir, que sigas así... La alegría se multiplica.
Sé que puedo conseguirlo, pero entiéndeme que llegan momentos de presión, de agobio, de estrés, de agonía y de recuerdos, para no variar. Y en esos momentos, olvidas lo que sabes y el pesimismo se apodera de tu cuerpo y de tu mente. Entiende que es difícil conseguir lo que quieres cuando el puto gobierno de nuestro país no hace más que hundirnos, sacar cada día nuevas leyes de educación que no son más que una destrucción lenta y dolorosa de esta, que solo saben recortar y reírse en nuestra cara.
Cuando cada día hay peores noticias y cuando se acercan momentos malos, es normal que necesite que alguien me dé ánimos...
Por eso quiero darte las gracias por seguir un año más confiando en mí, y que tu lucha de "Elena, no seas tan pesimista. Cree y confía en ti." ha acabado (aunque a veces, sólo a veces, el pesimismo vuelve).
Porque a veces sólo basta con una buena conversación para reponerme de energía.
Gracias.
Te quiero, papá.
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