Pero (como con todo) con el paso del tiempo fue notándolo. Fue notando ese cambio tan brusco. Y es que, de repente, en cuestión de cuatro meses, ella ya no era la de antes... Y no solo eso; descubrió y asimiló que nada volverá a ser como antes. Que la niña que hace cuatro meses era, esa adolescente loca, despistada, desordenada, encantadora; ya no es en la actualidad. Que de hacerle todo papá y mamá, ahora es ella la que se tiene que buscar la vida día a día. Que de esa niña no queda nada, solo parte de su corazón y todos los recuerdos. Ahora es (como muchos dirían) ya toda una mujer, loca (pero cada día va yendo a menos), despistada y desordenada mentalmente, y bueno, lo de encantadora... Me ha dicho que mejor me lo ahorre.
Fue esa noche, con el adorable frío de esa preciosa ciudad, antes de dormir, mirando el techo de esa extraña habitación, totalmente distinta a la que ella siempre había tenido; cuando decidió pararse a pensar en todo eso... Es obvio decir que en sus mejillas se deslizaban las lágrimas, consolándola pero a la vez burlándose de ella.
No lo entiende. No entiende que la vida es así. Que la vida va por fases, y cada fase que pases echarás de menos y anhelarás a la anterior. Así siempre. Hoy te dará pena recordar esos momentos que no se podrán volver a repetir, todos esos años... Pero mañana, recordarás todos estos momentos.
Verdaderamente es... Complicado de aceptar, más que de entender. Pero supone que tarde o temprano acabará aceptándolo del todo".
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